Por la
mañana, me levante tardísimo, metí mis maletas en mi habitación y me puse a
probarme ropa choni de mi prima Carmen, que me había dado para que me trajera. Encontré
unos tacones blancos a juego con un vestido blanco hasta medio muslo, que puse
con la ropa normal, pero primero me la probé.
-Te me
has adelantado.- entró Liam en mi habitación.
-¡Ah! Que
susto, ¿no sabes llamar? ¿Por qué dices eso?
-Te iba a
invitar a desayunar por ahí y luego te iba a enseñar Londres. No te cambies,
estas muy guapa.
Nos
fuimos a una cafetería. Me pidió un desayuno típico de allí, que me quito las
ganas de comer y de cenar, porque era mucho.
-Me
despertaste anoche.-susurró.
-¿Ronco?
Nos reímos.
-No es
eso, es que hay una tabla suelta y como yo duermo con la puerta entreabierta,
me molesta. Puedes entrar en mi habitación al baño cuando quieras, por que en
mi9 habitación están todas pegadas y si vas con cuidado no me despertaras.
-Vale.- le
sonreí, me embobaba su sonrisa.
Entro un
chico con una chica preciosa del brazo y se sentaron con nosotros.
-Te
presento a Zayn y a Perrie.-me dijo Liam.
Les di
dos besos y pidieron un capuccino cada uno.
-¿Te
llamas _____?- me pregunto Zayn.
-Sip.
Nos
hicimos amigos y se vinieron a comer a casa. Me ofrecí a cocinar, pero como no
se me ocurría nada, hice tortitas.
Mientras
las hacia, algo me toco el hombro, me gire y vi, o mejor dicho, no vi mi cara
llena de harina.
-¡¡¡¡LIAM!!!!
¡¡¡Te voy a matar!!! ¡¡Ya puedes correr!!- grite.
En ese
momento, empecé a coger confianza con Liam.
En los
tres días siguientes, no pasó nada interesante, solo le lleve a Eleanor el
curriculum.
Estaba
haciendo la comida con Liam, cuando…
Ding Dong.
Fui a abrir.